El artista utiliza el arte meditativo para mostrar cómo es la vida en la Inglaterra rural

Reunir Dee Nickerson, un artista country de 60 años de Inglaterra, Reino Unido. Su hermoso arte ha existido desde los años 90 y ha ganado muchos seguidores entre los coleccionistas. Muchas de sus obras han sido expuestas en varias galerías del Reino Unido y Estados Unidos. Pero son sus postales las más reconocidas por el público.

Dee Nickerson quería ser artista desde que era niña. Entonces, naturalmente, aplicó a la escuela de arte para estudiar arte. Fue entonces cuando empezó a pensar en establecer su propio estilo. Estaba tan nervioso y molesto por eso que recurrió a su maestro en busca de ayuda.

No hace falta decir que no necesitaba encontrar nada, ya tenía su propio estilo. Su estilo único y distintivo siempre estuvo ahí, solo necesitaba más práctica para convertirse realmente en algo realmente sorprendente. Dee todavía cree que fue uno de los consejos más valiosos que recibió en su vida. Siguió el consejo y con el tiempo su trabajo ganó el aprecio que merecía.

Hoy, su arte es ampliamente reconocido entre el público amante del arte. Muchas de sus obras se pueden encontrar en manos de coleccionistas privados.

En términos de inspiración, el arte de Dee recuerda a los íconos religiosos y la gente común que se encuentran en entornos rurales. Las mujeres de sus cuadros tienen ojos grandes y rostros ovalados. Dee dice que son su interpretación artística. Bueno, si miras de cerca, realmente se parecen a él.

Sus obras están llenas de densos detalles bien visibles que parecen pintar lo que ve. No podríamos haber estado más equivocados porque todo lo que vemos en sus fotos proviene de su imaginación.

El arte de Dee Nickerson refleja una vida meditativa sencilla en la Inglaterra rural: tejer y coser, cocinar, largos paseos con los perros en el bosque o en la playa. En la mayoría de sus cuadros, las mujeres están representadas solas, en soledad, encontrando su silencio.

No sé, tal vez sea solo yo, pero las pinturas de Dee me recuerdan a «Un momento hermoso, no lo dejes ir» de Goethe.